top of page
Fenix White F.png

Jon Rahm y una década que lo llevó a otra Ryder histórica

Foto: Paul Childs (REUTERS)
Foto: Paul Childs (REUTERS)

Jon Rahm cumplió diez años en la élite del golf con un nuevo capítulo dorado. En 2015, cuando aún estudiaba en la Universidad de Arizona, fue reconocido como el mejor jugador amateur del mundo con la medalla Mark H. McCormack. Solo un europeo, Matt Fitzpatrick, había logrado ese reconocimiento antes. Diez años después, el vasco puede mirar atrás y ver una carrera con número uno del mundo, títulos de majors y un lugar fijo en la Ryder Cup.


El triunfo más reciente llegó en Nueva York, donde ganó su tercera Ryder en cuatro participaciones. Rahm ya había levantado el trofeo en París 2018 y Roma 2023, y solo cayó en Whistling Straits en 2021. Su evolución ha sido constante: de novato con presión heredada a líder consolidado del equipo europeo, capaz de responder en los momentos más exigentes y de asumir el peso de la historia.


Su historia en la Ryder tuvo un giro clave en 2018, en su debut en París. Rahm llegó con la carga emocional de seguir el legado de figuras como Seve Ballesteros, José María Olazábal y Sergio García. Ese arranque le costó en los fourballs del viernes y sábado, y su ánimo quedó golpeado. Fue Olazábal quien lo levantó con un mensaje sencillo: lo importante no era su actuación individual, sino aportar al equipo.


El destino lo cruzó entonces con Tiger Woods en el duelo dominical. Rahm ganó 2&1 y celebró tan fuerte que terminó disculpándose con el estadounidense. Ese triunfo, más que un punto, fue el impulso que lo transformó en jugador Ryder. Desde ese momento, su forma de competir cambió y asumió un rol que hoy lo coloca como uno de los pilares del equipo europeo.


Con el paso de los años se convirtió en una voz de peso dentro de la caseta. Luke Donald, capitán europeo, lo ha señalado como el jugador que pide abrir la competencia, y así lo hizo en esta edición. Mientras Rory McIlroy lidera los discursos del vestuario, Rahm se encarga de responder en el campo. Su rendimiento en los foursomes es una garantía: ha ganado los seis partidos que ha jugado en esa modalidad, primero con Sergio García y luego con Tyrrell Hatton.


En Nueva York también se hizo visible el vínculo con la historia del golf europeo. Olazábal reveló que el equipo llevó el logo de Seve Ballesteros estampado debajo del polo durante el último día de juego. Rahm, emocionado tras cerrar el torneo, reconoció que la semana fue dura y destacó la unión del grupo. Recordó además que Olazábal les pidió no dejarlo como el último capitán europeo en ganar en suelo estadounidense. Esa conexión simbólica resume el presente de Rahm: un jugador que no solo compite, sino que representa una herencia.


Comentarios


bottom of page